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La Iglesia del Nazareno en Guatemala movilizó rápidamente medidas de apoyo para 200 personas que perdieron sus hogares en un deslizamiento de tierra ocurrido el 8 de agosto en Purulhá, Baja Verapaz, Guatemala.

La Iglesia del Nazareno Servidores de Dios está compartiendo alimentos y artículos de higiene personal con las familias de bajos ingresos que se han visto afectadas de diversas formas a causa de la pandemia .

La Iglesia del Nazareno Río Abajo ha estado ayudando a su comunidad durante la pandemia de COVID-19 de diversas formas, incluido un proyecto de voluntariado en un banco de alimentos local, la creación de un espacio para que los estudiantes completen su aprendizaje virtual y la repartición de

Cuando el huracán Isaías pasó por República Dominicana, la Iglesia del Nazareno Betel en Hato Mayor se movió rápidamente para proporcionar un lugar para dormir y comida para los afectados.

Stephanie Sánchez, es una joven miembro de la Iglesia del Nazareno de Tibás, Costa Rica, que está intercambiando su arte por alimentos para entregarlos a familias de la comunidad

El Dr. Emilio Ramos, miembro del equipo de Ministerios Nazarenos de Compasión del Distrito Central de Guatemala, ofreció sus servicios al Ministerio de Salud del país para ayudar a tratar a los migrantes guatemaltecos que han sido deportados.

Yessenia no podía seguir trabajando debido a las recientes restricciones de aislamiento por COVID-19 en el país. Gracias al apoyo que Yessenia recibió de un proyecto de asistencia en una Iglesia del Nazareno local, Yessenia pudo comenzar con éxito un nuevo negocio y ahora ella ayuda a su comunidad.

René Rivas, un médico nazareno de Guatemala, comparte cómo el Señor le ha permitido servir a las familias pastorales, miembros de la iglesia y familias locales durante la cuarentena de COVID-19.

En el primer día de clase, Milagro Cruz notó que dos de sus compañeras se comunicaban en lenguaje de señas. Ellas se hicieron amigas, y esa relación inspiró a Cruz a adaptar y compartir recursos para personas con sordera.

Marleidy Sánchez, una misionera nazarena que sirve en Panamá, comparte cómo una familia encontró el amor transformador de Cristo gracias a una tarde en la que se dedicaron a tocar puertas.